¡Alerta roja! La inteligencia artificial (IA), esa maravilla tecnológica que nos prometió un futuro brillante, se está convirtiendo en una pesadilla para muchos. No solo amenaza con dejarnos sin trabajo, sino que también se está utilizando para crear y difundir imágenes falsas de mujeres en situaciones sexuales, una forma repugnante de violencia de género conocida como ‘deepfakes’. Prepárense, porque lo que les voy a contar les hará hervir la sangre.
Deepfakes: la IA como arma de violencia sexual
Jóvenes estudiantes, apenas adolescentes, están usando la IA para desnudar virtualmente a sus compañeras y vender estas imágenes a depravados en línea. ¿Se imaginan la humillación, la violación a la intimidad, el terror que deben sentir estas chicas? Estamos hablando de una nueva forma de violencia sexual, amplificada por la tecnología, que deja cicatrices profundas en las víctimas.
Colegios en San Martín, La Plata, Córdoba, Chaco, Río Negro… la lista de lugares donde se han detectado estos casos es escalofriante. Y lo peor es que la ley apenas está empezando a alcanzar a esta tecnología. ¿Cómo es posible que algo tan perverso esté ocurriendo bajo nuestras narices?
Es una forma de violencia sexual digital… puede ser devastador para las víctimas.
La Dra. Valentina Arias, experta en el tema, lo dice sin rodeos: esto es violencia sexual digital. Y no se equivoca. Estas imágenes falsas no solo dañan la reputación de las víctimas, sino que también las exponen a la burla, al acoso e incluso a la extorsión. Es una forma de control y dominación que no podemos tolerar.
Precarización laboral: la IA viene por tu trabajo
Pero la violencia de género no es la única amenaza de la IA. También viene por nuestros empleos. Mientras algunos celebran las maravillas de la automatización, millones de personas, especialmente mujeres y disidencias, temen perder sus trabajos ante la eficiencia fría e implacable de las máquinas.
La llamada ‘industria 4.0’, con su promesa de robots y algoritmos todopoderosos, podría dejarnos a muchos en la calle. Y como siempre, las más afectadas serán las mujeres, que históricamente han ocupado los puestos más precarios y peor remunerados.
Naciones Unidas ya lo advirtió: la IA destruirá más empleos de los que crea. ¿Estamos preparados para un futuro donde las máquinas sean las dueñas del mercado laboral y los humanos seamos descartados como piezas obsoletas?
¿Qué podemos hacer?
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la IA se convierte en un instrumento de opresión. Debemos exigir leyes que regulen su uso, que protejan a las víctimas de la violencia digital y que garanticen los derechos laborales en la era de la automatización.
Es hora de problematizar la IA, de dejar de verla como una herramienta neutral y reconocer sus sesgos y sus peligros. Necesitamos una educación digital crítica que nos enseñe a defendernos de estas nuevas amenazas.
- Exigir leyes que regulen el uso de la IA
- Educar en alfabetización digital y mediática
- Promover la ética digital en la formación de profesionales
- Denunciar los ciberdelitos
La IA no es el futuro, somos nosotros quienes decidimos qué futuro queremos. Y no podemos permitir que un puñado de tecnócratas y empresas sin escrúpulos decidan por nosotros. ¡Despertemos antes de que sea demasiado tarde!