La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina ha estado marcada por un hecho inesperado: una drástica baja de la inflación. Este fenómeno, que contrasta con las políticas económicas liberales implementadas, plantea interrogantes sobre su sostenibilidad y sus implicaciones políticas a futuro. Si bien la desinflación es un logro destacado, ¿es suficiente para asegurar el éxito político del gobierno considerando la fragilidad de su base política y el inminente desafío de las elecciones de medio término?
La Desinflación Inesperada: Un Pragmatismo Ortodoxo
A diferencia de sus predecesores, que recurrieron a controles de precios como mecanismo para frenar la inflación, Milei ha optado por la liberación de precios, algunos mediante un shock devaluatorio y otros gradualmente, como en el caso de las tarifas de servicios públicos. Este enfoque contraintuitivo ha resultado en una inflación núcleo sorprendentemente baja en los últimos meses, incluso comparable a la registrada durante el confinamiento del 2020.
Sin embargo, la baja en la inflación no se debe a un golpe de suerte. Se fundamenta en un pragmatismo ortodoxo basado en un superávit fiscal, la eliminación de la emisión monetaria y una política cambiaria predecible. Esta combinación de medidas ha generado credibilidad en los mercados, un activo intangible pero crucial para controlar expectativas a futuro y fomentar la estabilidad económica.
El Costo Humano del Ajuste: Salarios y Pobreza
La notable desaceleración inflacionaria ha tenido un lado oscuro. Se ha logrado con un dólar considerado atrasado por muchos, lo que ha generado presiones en el mercado cambiario y fuga de capitales a países vecinos. Los salarios se han visto seriamente afectados, generando un aumento significativo de la pobreza, según los datos del INDEC.
En este contexto, si bien varios sectores económicos empiezan a recuperarse de la recesión, el crecimiento impulsado por el crédito y una incipiente recuperación salarial puede reavivar la presión inflacionaria. La expansión monetaria en un entorno con controles cambiarios como el actual, aumenta la vulnerabilidad del país frente a un resurgimiento de la inflación. La advertencia del ex Secretario de Política Económica, Javier Cottani, sobre este riesgo es sumamente relevante.
El Cepo Cambiario: Un Riesgo Calculado
La eliminación del cepo cambiario se presenta como una condición necesaria para un crecimiento económico sostenido sin inflación, pero conlleva riesgos significativos. La proximidad de las elecciones de medio término complica aún más la situación, pues la baja inflación es un logro político crucial para Milei, que podría verse perjudicado ante un escenario inflacionario en ascenso. Sin embargo, las encuestas reflejan un cambio interesante: las preocupaciones por la inflación han descendido y ahora la atención se centra en la actividad económica y el empleo.
Conscientes de las expectativas del mercado, el Gobierno ha optado por un calendario gradual para la eliminación del cepo. El propio Milei se ha manifestado por continuar con el crawling peg hasta contar con dos meses más con inflación como la de octubre, lo que sugiere un horizonte de 2025. Para llegar al punto de inflexión en la inflación del 2,5%, considerado una meta intermedia por el Gobierno, la estabilidad cambiaria y el control monetario deben trabajarse en paralelo. Esta búsqueda del equilibrio implica seguir administrando la escasez de dólares, mientras la base monetaria se mantiene alta
El Reto de las Elecciones de Medio Término
Las elecciones de medio término se presentan como una prueba de fuego para el gobierno de Milei. Si bien la baja de la inflación es un logro indiscutible, la fragilidad de su base política y su inexperiencia en la gestión política podrían afectar los resultados. Sumado a la posibilidad de una reconfiguración del escenario económico, con un repunte de la inflación o una crisis cambiaria, la estrategia de Milei se presenta altamente volátil y con un componente de riesgo latente.
La fuerte polarización política, con un peronismo a la espera de recoger los votos de quienes se sientan insatisfechos con las políticas económicas, es otro factor que suma incertidumbre. En este contexto, la estrategia de negociación con Macri se vuelve aún más relevante, oscilando entre la posibilidad de un acuerdo político a mediano plazo o la fragmentación de la escena política.
La Apuesta de Milei
La apuesta de Milei es arriesgada: controlar la inflación con medidas ortodoxas, sin caer en un control de precios, y mantenerse políticamente estable para enfrentar unas elecciones de medio término altamente complejas. El éxito en la primera parte de la ecuación es indiscutible, pero la segunda parte implica muchos desafíos a enfrentar. El riesgo es enorme: un eventual fracaso en las elecciones podría desestabilizar la economía y la política del país, creando más incertidumbre e impidiendo un mayor progreso.
La evolución de los indicadores económicos en los próximos meses, y en particular, el resultado de las elecciones de medio término, serán claves para evaluar el éxito de la estrategia de Milei. En este contexto, la adaptación de las políticas económicas y una estrategia política astuta, serán las condiciones para evitar la disrupción económica y política que podrían generar una nueva crisis en Argentina.