El oro, metal precioso codiciado desde la antigüedad, ha ocultado durante siglos el secreto de su formación en las profundidades de la Tierra. Ahora, un equipo internacional de científicos ha desvelado este misterio, revelando el papel crucial del azufre en el ascenso del oro desde el manto terrestre hasta la corteza, donde se forman los depósitos accesibles para la minería.
El azufre: la clave del enigma dorado
La investigación, publicada en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences, describe cómo el azufre, bajo las condiciones extremas de presión y temperatura del manto terrestre, se combina con el oro para formar un compuesto químico llamado oro-triazufre. Este compuesto, a diferencia del oro puro, es altamente móvil y capaz de ascender a través del magma, el material rocoso fundido que se encuentra en el interior de la Tierra.
El profesor Adam Simon, coautor del estudio y geólogo de la Universidad de Míchigan, explicó que “el oro puro es inerte en el manto y no se mueve fácilmente. Sin embargo, al unirse con el azufre, forma un complejo que puede viajar a través del magma, facilitando su transporte hacia la superficie”. Este descubrimiento revoluciona la comprensión de la formación de los depósitos de oro, ya que identifica al azufre como el motor principal de este proceso.
La imagen ilustra la interacción del azufre con el oro en las profundidades del manto terrestre.
Zonas de subducción: el crisol del oro
El estudio destaca la importancia de las zonas de subducción, regiones donde las placas tectónicas chocan y una se desliza debajo de la otra, en la formación de depósitos de oro. Estas zonas, caracterizadas por una intensa actividad volcánica, son ricas en fluidos sulfurados que, al interactuar con el magma, propician la formación del complejo oro-triazufre.
Simon señala que “los procesos que alimentan las erupciones volcánicas son los mismos que generan los depósitos de oro”. En estas zonas, la fusión parcial de la placa subducida libera fluidos ricos en azufre, creando el ambiente ideal para la formación y ascenso del oro-triazufre hacia la corteza terrestre, donde eventualmente se enfría y solidifica, formando los yacimientos que son explotados por la industria minera.
El gráfico muestra cómo las zonas de subducción, donde una placa tectónica se hunde bajo otra, son cruciales para la formación de depósitos de oro.
Simulando el infierno en la Tierra: la innovación experimental
Para comprobar su hipótesis, los científicos recrearon las condiciones extremas del manto terrestre en el laboratorio. Mediante experimentos con presiones y temperaturas elevadas, simularon las interacciones químicas entre el oro y el azufre en el magma. Estos experimentos permitieron desarrollar un modelo termodinámico que explica con precisión cómo se forma y se mueve el complejo oro-triazufre en las profundidades de la Tierra.
Este enfoque experimental, combinado con modelos computacionales, ofrece una herramienta invaluable para la exploración minera. “Ahora podemos identificar con mayor precisión las zonas con alto potencial para la formación de depósitos de oro”, afirma Simon. Esto no solo optimiza la búsqueda de nuevos yacimientos, sino que también contribuye a una minería más sostenible al reducir la necesidad de exploraciones invasivas.
La imagen representa la actividad volcánica en una zona de subducción, liberando fluidos ricos en azufre que contribuyen a la formación de depósitos de oro.
Implicaciones para la ciencia y la industria
El descubrimiento del papel del azufre en la formación de depósitos de oro tiene implicaciones significativas tanto para la ciencia como para la industria minera. Para la ciencia, este hallazgo proporciona una comprensión más completa de los procesos geológicos que dan forma a nuestro planeta. Para la industria, ofrece la posibilidad de desarrollar técnicas de exploración más eficientes y focalizadas, reduciendo el impacto ambiental de la minería y optimizando la extracción de este valioso recurso.
Este avance científico, fruto de la colaboración internacional de expertos de diversos países, abre nuevas perspectivas en la geología económica y la minería sostenible. La identificación del azufre como el elemento clave en la movilidad del oro no solo resuelve un antiguo enigma científico, sino que también proporciona herramientas para una exploración minera más precisa y responsable.
En resumen, el descubrimiento del rol del azufre en el ascenso del oro desde las profundidades de la Tierra es un hito científico que promete revolucionar la comprensión de la formación de este metal precioso y optimizar su búsqueda, contribuyendo a una industria minera más eficiente y respetuosa con el medio ambiente.