La ciencia argentina se encuentra en estado crítico. La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+I), pilar fundamental para el desarrollo científico del país, está paralizada por la falta de fondos, la precarización de las becas y la ausencia de una política clara por parte del gobierno. Mientras tanto, millones de dólares en préstamos internacionales permanecen sin utilizarse, mientras los investigadores y becarios luchan por sobrevivir con salarios de pobreza. Este panorama desolador no solo afecta el presente de la ciencia argentina, sino que hipoteca su futuro, condenando al país a la dependencia tecnológica y al atraso.
Becas de Pobreza, el Insulto a la Inteligencia Argentina
Jóvenes brillantes, con doctorados y posdoctorados, formados en las mejores universidades del país, perciben becas que no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas. Con salarios que rondan los $700.000, sin aportes jubilatorios y con una inflación galopante, los becarios se ven obligados a abandonar sus investigaciones o a emigrar en busca de oportunidades dignas. El gobierno, en lugar de invertir en el futuro del país, condena a sus mentes más brillantes a la precarización laboral y a la incertidumbre.
La situación es aún más indignante si se considera que la Agencia I+D+I retiene millones de dólares en préstamos internacionales sin ejecutar. ¿Dónde está esa plata? ¿Por qué no se utiliza para financiar la investigación y el desarrollo? La falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos es una constante en este gobierno, que prioriza el ajuste fiscal por sobre el futuro del país.
El Desmantelamiento de la Agencia I+D+I: Una Crónica de la Desidia
El vaciamiento de la Agencia I+D+I no es un hecho aislado, sino parte de una política sistemática de desmantelamiento del sistema científico y tecnológico argentino. La eliminación del Ministerio de Ciencia, el constante recambio de autoridades, la falta de nombramiento de un directorio y los despidos masivos son solo algunos ejemplos de la desidia gubernamental. El resultado es una agencia acéfala, sin rumbo y sin capacidad de ejecutar los fondos disponibles.
Mientras el gobierno se jacta de su política de ajuste y desregulación, la ciencia argentina se desangra. Instituciones emblemáticas como el Instituto Ferreyra de Córdoba, reconocido internacionalmente por su producción científica, se ven obligadas a realizar jornadas de visibilización para poder pagar la luz. La falta de inversión en ciencia y tecnología no solo afecta a los investigadores y becarios, sino que condena al país al atraso y la dependencia.
Un Futuro Hipotecado: La Fuga de Cerebros y el Fin de la Innovación
La falta de oportunidades y el clima de incertidumbre generado por las políticas del gobierno han provocado una nueva fuga de cerebros. Jóvenes científicos, formados con recursos públicos, se ven obligados a emigrar en busca de un futuro digno. Este éxodo de talento no solo representa una pérdida irreparable para el país, sino que hipoteca las posibilidades de desarrollo e innovación.
La ciencia es el motor del progreso. Sin inversión en investigación y desarrollo, Argentina está condenada a ser un país dependiente, sin capacidad de generar conocimiento ni de innovar. El gobierno debe tomar conciencia de la gravedad de la situación y revertir su política de ajuste en ciencia y tecnología. El futuro del país está en juego.
¿Un Giro o una Excusa? La Auditoría y el Nuevo Plan Estratégico
El gobierno ha anunciado un nuevo “Plan Estratégico 2024-2025” para el área de Ciencia y Tecnología, justificado por una auditoría que reveló irregularidades en la gestión anterior. Si bien la transparencia en el manejo de los fondos públicos es fundamental, la auditoría no puede ser una excusa para profundizar el ajuste y el desmantelamiento del sistema científico.
La nueva lógica de financiamiento propuesta por el gobierno, que prioriza las áreas estratégicas para el desarrollo productivo y busca la participación del sector privado, genera preocupación en la comunidad científica. Se teme que esta política implique un abandono de la investigación básica y una focalización exclusiva en proyectos con aplicación inmediata en el mercado. La ciencia no puede reducirse a una mera herramienta para el lucro; la investigación básica es fundamental para generar conocimiento y sentar las bases para el desarrollo futuro.
Además, la propuesta de financiar las becas en conjunto con el sector privado plantea serios interrogantes. ¿Qué tipo de investigaciones financiará el sector privado? ¿Se priorizarán los proyectos con fines comerciales por sobre la investigación fundamental? La dependencia del financiamiento privado podría condicionar la agenda científica y orientarla hacia intereses particulares, en detrimento del interés público.