El ministro de Economía, Luis Caputo, ofreció recientemente un panorama optimista sobre la economía argentina, proyectando la eliminación del cepo cambiario en 2024, un crecimiento económico significativo y el mantenimiento de un superávit fiscal. Sus declaraciones, realizadas durante una conferencia en la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), generaron un debate entre analistas y especialistas.
La promesa de la eliminación del cepo cambiario
Caputo aseguró que Argentina se encuentra en el mejor momento para abandonar las restricciones cambiarias. Según sus argumentos, la inflación controlada mediante el régimen de crawling peg, junto con una brecha cambiaria reducida a sus mínimos históricos en los últimos cinco años, crean un escenario propicio para esta medida. Si bien no especificó una fecha exacta, el ministro proyectó la salida del cepo para algún momento de 2024.
La estrategia del ministro parece basarse en fortalecer la economía antes de levantar las restricciones. El objetivo es ganar competitividad a través de la reducción de impuestos, en lugar de una devaluación que podría generar inestabilidad. Esta gradualidad busca minimizar los potenciales riesgos para la economía argentina.
Proyecciones de crecimiento económico
A pesar de la expectativa de una contracción económica de entre 2% y 3% para 2024, atribuida por Caputo a un simple arrastre estadístico, el ministro proyecta un crecimiento del 5% o más para 2025. Esta perspectiva optimista se basa en su convicción de que el crecimiento económico es posible, incluso bajo el régimen actual de cepo cambiario, tal como ocurrió en Chile en las décadas de 1980 y 1990.
Sin embargo, las proyecciones de Caputo no están exentas de cuestionamientos. Algunos analistas sostienen que la recuperación económica no será tan significativa, alegando que las políticas actuales no son suficientes para enfrentar los desafíos estructurales de la economía argentina. La implementación de una política fiscal responsable y el control de la inflación serán clave para alcanzar el crecimiento previsto
Superávit fiscal y ancla fiscal
El ministro destacó el superávit financiero de octubre, calificándolo de “importante.” Este logro refuerza el llamado “ancla fiscal” del programa económico del gobierno. Para Caputo, este compromiso fiscal se ha demostrado incluso después de la baja del Impuesto PAIS, desmintiendo las críticas que sostenían que este superávit era temporal o insostenible.
El mantenimiento de un superávit fiscal es esencial para generar confianza en los mercados y atraer inversiones, un aspecto que es vital para el desarrollo a largo plazo de Argentina. De cara al presupuesto 2025, Caputo enfatizó la necesidad de que el gasto se ajuste a los ingresos, tal como se haría en un hogar familiar, un punto en el que intenta reflejar la responsabilidad fiscal que predica.
Las reacciones al discurso de Caputo
Las declaraciones de Caputo han sido recibidas con una mezcla de optimismo y escepticismo. Si bien algunos analistas aplauden la intención de eliminar el cepo y las proyecciones de crecimiento, otros advierten sobre la necesidad de medidas más contundentes para abordar los desafíos estructurales de la economía argentina.
El éxito de las políticas económicas del gobierno dependerá en gran medida de la capacidad para controlar la inflación, atraer inversiones extranjeras y generar confianza en los mercados. El cumplimiento del compromiso fiscal será clave, mientras que la eliminación del cepo cambiario representa una apuesta a largo plazo, con riesgos e incertidumbres.
Las declaraciones de Luis Caputo pintan un cuadro esperanzador, con una posible eliminación del cepo cambiario, un crecimiento económico notable y la consolidación de un superávit fiscal en 2024. Sin embargo, el camino hacia este objetivo es arduo y requerirá una efectiva implementación de las políticas económicas anunciadas, acompañada de una gestión eficaz, la cual puede suponer un desafío en el contexto económico argentino. La credibilidad del gobierno, la confianza en los mercados internacionales y la capacidad para afrontar la inflación serán elementos determinantes para evaluar si las promesas se materializarán o no.