Argentina se encuentra en una encrucijada histórica, una vez más. Dos modelos de país se enfrentan en una batalla por el futuro: uno neoliberal, impulsado por Javier Milei y sus aliados, y otro nacional y popular, que busca retomar las sendas del desarrollo industrial y la distribución equitativa de la riqueza. Esta disputa no se limita al ámbito económico, sino que se extiende a la ciencia y la tecnología (CyT), áreas cruciales para el progreso de cualquier nación.
Estilos tecnológicos en pugna
Como señalaba Oscar Varsavsky en los años 70, cada modelo de país conlleva un “estilo tecnológico” particular. El modelo neoliberal periférico, implementado en Argentina durante las dictaduras y los gobiernos de Menem y Macri, se caracteriza por la reprimarización de la economía, la concentración de la riqueza en manos de empresas extranjeras y la desindustrialización. Este modelo relega la ciencia y la tecnología a un segundo plano, considerándolas un gasto innecesario en lugar de una inversión estratégica.
En contraste, el modelo nacional y popular, impulsado por líderes como Juan Perón, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, prioriza el desarrollo industrial, la inversión en educación y el fortalecimiento del sistema científico-tecnológico. Este modelo busca la soberanía tecnológica y la generación de valor agregado a través de la innovación y el conocimiento.
El impacto de las políticas neoliberales en la CyT
El gobierno de Milei, en su primer año, ha profundizado las políticas neoliberales con consecuencias devastadoras para la CyT. La cancelación de obras públicas, el desmantelamiento del plan nuclear y la amenaza de privatización de empresas estratégicas como INVAP e IMPSA ponen en riesgo el desarrollo científico y tecnológico del país. El gráfico que se muestra arriba ilustra la evolución del PBI per cápita, mostrando un marcado retroceso durante la gestión de Milei en comparación con el crecimiento experimentado durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Además, la reducción del presupuesto destinado a la ciencia y la educación pública profundiza el éxodo de científicos y profesionales altamente calificados, debilitando aún más el sistema de CyT. Estas políticas no solo afectan el presente, sino que hipotecan el futuro del país, condenándolo a la dependencia tecnológica y a la pérdida de oportunidades en un mundo cada vez más competitivo.
La necesidad de un futuro alternativo
Ante este panorama desolador, es crucial reconstruir un futuro alternativo basado en la inversión en ciencia, tecnología e innovación. Para ello, es necesario revertir las políticas neoliberales y apostar por un modelo de desarrollo que priorice la producción nacional, la generación de empleo de calidad y la distribución equitativa de la riqueza. Esto implica fortalecer el sistema educativo, aumentar el financiamiento para la investigación científica y promover la transferencia de tecnología al sector productivo.
Argentina cuenta con un enorme potencial científico y tecnológico, con profesionales altamente capacitados y una tradición de innovación en áreas como la biotecnología, la energía nuclear y las tecnologías de la información y la comunicación. Sin embargo, este potencial se ve frustrado por la falta de políticas públicas que lo impulsen y lo articulen con las necesidades del país.
Es hora de que los argentinos nos hagamos la pregunta incómoda: ¿qué estamos haciendo mal para permitir que un modelo de país que destruye nuestro futuro siga teniendo apoyo popular? La respuesta a esta pregunta es crucial para construir una alternativa viable y recuperar la senda del desarrollo sostenible e inclusivo.
La reconstrucción de un futuro mejor para Argentina exige un compromiso colectivo que trascienda las diferencias políticas y partidarias. Es necesario un gran acuerdo nacional que priorice la educación, la ciencia y la tecnología como pilares fundamentales del desarrollo. Solo así podremos construir un país soberano, justo y próspero para todos los argentinos.