En la liturgia católica, la Palabra de Dios ocupa un lugar central, ofreciendo guía espiritual a los fieles. Este artículo analiza las lecturas del 13 de noviembre de 2024, según la publicación del Vaticano, incluyendo el Evangelio, la carta de San Pablo a Tito y la conmemoración de San Nicolás I y Santa Agustina Pietrantoni.
Primera Lectura: La Carta de San Pablo a Tito
La primera lectura del 13 de noviembre proviene de la Carta del apóstol San Pablo a Tito (Ti 3, 1.7). Este pasaje exhorta a la obediencia a las autoridades y a la práctica de las buenas obras. La obediencia, según Pablo, no es ciega sumisión, sino una disposición a contribuir al bien común, un comportamiento que refleja la transformación interior experimentada por la fe.
Pablo contrasta esta actitud virtuosa con el pasado pecaminoso de los creyentes, recordándoles su anterior estado de insensatez y rebelión contra Dios, antes de encontrar la redención a través de Cristo. El mensaje enfatiza la gracia transformadora de Dios, un don inmerecido recibido por la fe y el bautismo, y que genera un cambio radical en la vida del cristiano.
El Evangelio del Día: La parábola de los diez leprosos
El Evangelio según San Lucas (Lc 17, 11-19) relata la historia conmovedora de diez leprosos que imploran la misericordia de Jesús. La respuesta inmediata de Jesús, “Vayan a presentarse a los sacerdotes”, parece inusual; la curación no es explícita, pero ocurre durante el viaje a los sacerdotes. Este aspecto es importante porque resalta que el proceso de sanación es también un proceso de fe y de obediencia a la palabra de Jesús.
La parábola destaca la gratitud, o la falta de ella. Solo uno de los diez leprosos, un samaritano, regresa a agradecerle a Jesús por su curación, demostrando una fe profunda y un reconocimiento auténtico de la acción divina. Los otros nueve, aunque sanados, no muestran agradecimiento, demostrando una falta de reconocimiento hacia el don recibido.
Reflexión sobre el Evangelio y la Carta de San Pablo
La lectura de San Pablo y el Evangelio del día, aunque aparentemente diferentes, comparten un hilo conductor: la respuesta a la gracia divina. En la carta a Tito, Pablo presenta el antes y el después de la conversión, enfatizando el cambio radical que la gracia obra en la vida del creyente. Este cambio se manifiesta en la obediencia, en la práctica del bien y en la transformación interior.
El Evangelio de los diez leprosos, por su parte, refuerza este concepto al mostrarnos la respuesta de gratitud como una manifestación de la fe auténtica. La falta de reconocimiento de nueve de los leprosos resalta la importancia de la acción de gracias y el compromiso con la fe en la vida cotidiana. Ambos textos nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia respuesta a la gracia de Dios en nuestras vidas.
Conmemoración de San Nicolás I y Santa Agustina Pietrantoni
El 13 de noviembre, la Iglesia Católica también conmemora a San Nicolás I y a Santa Agustina Pietrantoni, dos figuras con historias significativamente diferentes, pero igualmente inspiradoras. San Nicolás I, Papa en el siglo IX, defendió la autoridad papal en un contexto de tensiones entre la Iglesia central y las Iglesias locales. Su vida refleja la importancia de la firmeza en la defensa de la fe y la unidad de la Iglesia.
Santa Agustina Pietrantoni, una Hermana de la Caridad, dedicó su vida al servicio de los más necesitados, atendiendo enfermos en un hospital de Roma en un momento de gran crisis social y política. Su muerte, en un acto de violencia, la convierte en un ejemplo de entrega al prójimo y en un testimonio de la fortaleza de la fe ante la adversidad. Ella nos recuerda la importancia del servicio desinteresado y del amor incondicional al prójimo.
La importancia de la gratitud, la obediencia y el servicio
Las lecturas del 13 de noviembre y la conmemoración de los santos de ese día nos dejan un mensaje profundo: la gratitud por la gracia divina, la obediencia a los mandamientos de Dios y el servicio incondicional a los demás. La parábola de los diez leprosos es una poderosa advertencia sobre la falta de gratitud, mientras que la carta a Tito nos recuerda la responsabilidad personal de transformarnos a la luz de la fe.
Por su parte, la vida de San Nicolás I y Santa Agustina Pietrantoni nos brindan ejemplos tangibles de cómo podemos manifestar estas virtudes en nuestras propias vidas, siendo firmes en la fe, comprometidos con la verdad y siempre al servicio del prójimo. Estas lecturas y estas vidas ofrecen un camino para la reflexión y para un encuentro más profundo con Dios.