Tras el tropiezo de la oposición en Diputados, donde por tercera vez consecutiva falló en su estrategia legislativa, el kirchnerismo en el Senado se encuentra dividido sobre la conveniencia de convocar a una sesión extraordinaria sorpresa para rechazar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que modifica la ley de Administración Financiera para la renegociación de la deuda pública. La incertidumbre se cierne sobre la viabilidad de tal iniciativa, y las razones son múltiples y complejas.
La dificultad de asegurar el quórum
La principal preocupación reside en la dificultad de garantizar el quórum necesario para llevar a cabo la sesión. Si bien el Frente de Todos cuenta con 33 senadores, se necesitarían al menos cuatro votos más de la oposición ‘dialoguista’ para alcanzar los 37 votos requeridos. La experiencia reciente en el Senado, con intentos fallidos de aprobar leyes claves como la que blindaba el presupuesto universitario, ha generado escepticismo sobre la posibilidad de lograr este apoyo adicional.
Las versiones sobre la cantidad de senadores kirchneristas dispuestos a participar en una sesión sorpresa son dispares. Mientras algunos informan de que el número de senadores comprometidos es menor a 30, otros aseguran que la falta de apoyo de la oposición ‘dialoguista’ es el verdadero obstáculo. Estas discrepancias indican la fragmentación interna del bloque oficialista, generando una profunda duda sobre la viabilidad de la estrategia.
El temor a las consecuencias políticas
Un factor crucial que frena el impulso de la sesión sorpresa es el miedo a las consecuencias políticas que ello podría conllevar. Algunos senadores temen ser tachados de ‘obstruccionistas’ si votan en contra del DNU, especialmente los que pertenecen a sectores ‘dialoguistas’ con el gobierno. Recuerdan el rechazo al DNU 70 que desreguló la economía; una decisión que, pese a su aprobación en el Senado, fue luego revertida en Diputados, exponiendo a algunos senadores a fuertes críticas tanto de sus pares como dentro de sus propias provincias.
Esta experiencia ha generado un clima de desconfianza entre los senadores, dificultando la coordinación de una acción unificada. A esto se suma la incertidumbre generada por el fallo judicial inminente sobre la causa Vialidad contra la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Las posibles reacciones políticas a este fallo podrían alterar el panorama político y la voluntad de algunos senadores de participar en una sesión de alta tensión.
El contexto político actual
La situación política actual es compleja y cargada de tensiones. La interna dentro del kirchnerismo, con la tensión entre la expresidenta Cristina Kirchner y el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, afecta la capacidad del oficialismo para coordinar acciones. Además, la oposición en el Senado se encuentra consolidada y, al menos por el momento, no muestra intención de colaborar con una iniciativa de este tipo. Esto refuerza la sensación de fragilidad dentro del oficialismo.
Algunos senadores expresan su hartazgo por los agravios verbales y la falta de apertura al diálogo. También manifiestan la necesidad de priorizar los intereses de sus provincias, lo cual puede chocar con la necesidad de una oposición férrea al gobierno. Estas tensiones internas en el Frente de Todos dificultan tomar una decisión unificada.
La posición del oficialismo
Hasta el momento, el oficialismo no ha mostrado señales claras de querer llevar a cabo la sesión sorpresa. Incluso, la versión sobre vuelos cancelados indica una posible falta de compromiso con la iniciativa. Esta situación contrasta con situaciones del pasado, donde la estrategia era distinta, evidenciando un cambio en la posición del oficialismo ante este tipo de situaciones de conflicto.
Mientras tanto, otros bloques parlamentarios continúan con sus agendas. La Libertad Avanza busca dictaminar algunas iniciativas, como la ley anti mafias aprobada en Diputados, mientras que a finales de mes el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, deberá brindar su primer informe de gestión ante el Senado. Estas acciones parlamentarias transcurren en paralelo a la incierta situación del DNU sobre la deuda.
incertidumbre y riesgos calculados
En resumen, la situación es de alta incertidumbre. El kirchnerismo enfrenta una disyuntiva compleja: la necesidad de bloquear una medida gubernamental que consideran perjudicial, y la alta probabilidad de fracaso de la estrategia de una sesión sorpresa. A esto se añaden tensiones internas, la falta de apoyo de la oposición ‘dialoguista’ y el miedo a un revés político mayor. La decisión que se tome tendrá consecuencias políticas significativas que afectarán tanto a los distintos sectores del peronismo como a la gobernabilidad en el Senado en las semanas que siguen.