Argentina atraviesa un complejo panorama económico, marcado por una inflación histórica. Si bien octubre de 2024 mostró una desaceleración en la inflación mensual, la cifra interanual sigue siendo alarmante, generando incertidumbre en el futuro económico del país. La inflación del 2,7% intermensual, la más baja en tres años, representa una victoria para el gobierno de Javier Milei, pero la realidad es que el país cerrará el año con una inflación acumulada superior al 100%, un número que sigue causando preocupación entre la población y los analistas económicos.
Desaceleración de la inflación: un análisis de los datos
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que el índice de precios al consumidor (IPC) de octubre se situó en un 193% interanual. Aunque la inflación mensual bajó a 2,7%, se trata de la sexta desaceleración consecutiva, una señal positiva después de los altos registros de diciembre de 2023 (25,5%) y enero de 2024 (20,6%). Esta baja también marca el índice mensual más bajo desde noviembre de 2021, ofreciendo un respiro tras la tormenta económica.
Para poner en perspectiva estos datos, es crucial considerar que la inflación acumulada en 2023 fue del 211,4%, situando a Argentina entre los países con las tasas más altas del mundo, según el Fondo Monetario Internacional. La desaceleración actual indica un cambio de tendencia, pero aún falta un largo camino para alcanzar la estabilidad económica.
Medidas de gobierno y su impacto
La devaluación del peso argentino implementada por el gobierno de Javier Milei tras asumir el poder, junto a una política monetaria restrictiva y un ajuste fiscal, parecen ser las causas principales de la reciente desaceleración inflacionaria. El gobierno lo considera una “batalla ganada”, pero esta interpretación no contempla la caída del consumo interno producto de la fuerte recesión y sus consecuencias.
Algunos analistas interpretan la bajada de la inflación como una respuesta a este ajuste económico draconiano, caracterizado por la fuerte recesión y la disminución drástica del consumo. La pregunta sigue siendo si se trata de una tendencia sostenible o una consecuencia transitoria de la crisis.
Pronósticos y perspectivas futuras
El Banco Central de Argentina, en base a los datos de diferentes consultoras privadas, proyecta una inflación mensual del 2,9% para noviembre y del 3,2% para diciembre. De confirmarse estas proyecciones, la inflación acumulada del año se ubicaría en torno al 120%, una cifra dramática a pesar de ser muy inferior al 211.4% del año anterior.
El gobierno de Milei, en su presupuesto para 2025, prevé una inflación del 18,3%. Sin embargo, los pronósticos privados son mucho más pesimistas, situándola en un promedio del 31,4%. Esta disparidad de opiniones pone de manifiesto la incertidumbre que persiste en torno al futuro económico del país, y pone en relieve la dificultad de controlar una inflación tan arraigada.
Inflación inducida: ¿un término pertinente?
El presidente Milei ha utilizado el término “inflación inducida” en varias oportunidades, para referirse a la inflación que resulta de la devaluación controlada del peso argentino y el impacto de la inflación internacional. Esta explicación simplista, sin embargo, no captura la complejidad de los factores que inciden en el fenómeno inflacionario argentino, que van más allá de las políticas gubernamentales y los factores internacionales.
En realidad, la inflación en Argentina es un problema estructural que se alimenta de diferentes fuentes, que incluyen las expectativas inflacionarias, los costos de producción, los ajustes de precios administrados y la falta de confianza en la política económica. Estos factores deben ser considerados para comprender la situación en su totalidad y planificar estrategias efectivas para estabilizar la economía.
un camino hacia la estabilidad
Si bien la desaceleración de la inflación en Argentina es una noticia positiva, no debe generar complacencia. La inflación interanual sigue siendo excesivamente alta y los pronósticos para el futuro presentan un panorama complejo. La crisis económica actual es multifactorial y requiere de una estrategia completa y a largo plazo para abordar las causas estructurales de la inflación y construir una economía más estable.
El gobierno de Milei ha implementado ciertas medidas con el objetivo de controlar la inflación; la efectividad de las mismas y su impacto en el largo plazo serán puntos a evaluar en el tiempo. Se hace necesario un monitoreo constante de la situación económica, junto con la implementación de políticas eficientes, para encontrar el camino a una estabilidad que mejore la calidad de vida de los argentinos.