En un contexto global marcado por la creciente influencia de la inteligencia artificial (IA) y las desigualdades económicas entre el Norte y el Sur, las declaraciones del presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre del G20 han generado un gran interés. Sus propuestas, centradas en una IA inclusiva y una nueva visión para la Iniciativa de la Franja y la Ruta, conocida como la Nueva Ruta de la Seda, ofrecen una perspectiva compleja sobre la visión geopolítica de China y su papel en el escenario internacional.
IA Inclusiva: Un Llamado a la Cooperación Global
Xi Jinping ha planteado la necesidad de evitar que la IA se convierta en un privilegio exclusivo de los países ricos. Su argumento central reside en la idea de que el desarrollo tecnológico debe ser equitativo y beneficiar a todas las naciones, sin importar su nivel de desarrollo económico. Esta afirmación supone un desafío al actual orden global, donde las potencias tecnológicas avanzadas suelen concentrar el desarrollo y la aplicación de tecnologías disruptivas como la IA.
El llamado de Xi a una mayor cooperación global en el desarrollo y la gobernanza de la IA es una estrategia clave en su discurso. Esto implica compartir conocimientos, tecnologías y recursos para que los países en desarrollo puedan participar activamente en esta transformación tecnológica, evitando que queden rezagados y aumentando la brecha existente entre el Norte y el Sur. Se necesita una gobernanza internacional más robusta para gestionar los riesgos y oportunidades de la IA, algo con lo que Xi Jinping parece estar de acuerdo y al cual promueve.
Nueva Ruta de la Seda: Una Estrategia de Desarrollo para el Sur Global
La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, o Belt and Road Initiative (BRI) en inglés, es un proyecto ambicioso de infraestructura impulsado por China que busca conectar Asia, África y Europa a través de una extensa red de inversiones en transportes, energía y otras áreas. Jinping ha destacado la necesidad de actualizar la BRI hacia un modelo “de alta calidad”, lo que sugiere una transformación de la misma que incluye el factor medioambiental.
Este nuevo enfoque en la BRI no se limita únicamente a la construcción de infraestructura física. También implica la inversión en tecnología digital, la promoción del desarrollo ecológico, el fomento del comercio y la colaboración en áreas de importancia crítica para los países en desarrollo, como la seguridad alimentaria y la lucha contra la pobreza. Xi se refiere explícitamente al fomento de un desarrollo sostenible que abarque nuevas tecnologías, industrias y modelos de negocio.
Los Desafíos y las Implicaciones
Si bien las propuestas de Xi Jinping plantean un objetivo loable, la realidad es más compleja. La implementación de una IA inclusiva y una nueva Ruta de la Seda enfrentan importantes desafíos. En cuanto a la IA, la falta de estándares globales y la posibilidad de usos malignos de la tecnología representan un obstáculo significativo. Se necesita regulación, pero aún hay una falta de consenso internacional sobre el tema.
En el caso de la Nueva Ruta de la Seda, existen críticas sobre la transparencia de los proyectos, la sostenibilidad ambiental de algunos de ellos y la posibilidad de que contribuyan al aumento de la deuda de los países en desarrollo. Es necesario abordar estas inquietudes para que la BRI se convierta en un instrumento verdaderamente equitativo para el crecimiento económico y el desarrollo social. Existe cierto grado de reticencia por parte de varios países a aceptar el modelo propuesto por China.
Equilibrio entre Ambición y Realidad
Las declaraciones de Xi Jinping en la cumbre del G20 representan un intento de China por posicionarse como un líder en la agenda global, promoviendo una visión de desarrollo económico más inclusivo y equitativo. Sus propuestas, si bien ambiciosas, necesitan una implementación responsable y transparente para evitar caer en las mismas trampas del pasado. El éxito de su visión dependerá de la capacidad de China para colaborar de manera efectiva con otros países y actores internacionales para dar forma a un futuro digital y sostenible que beneficie a todos.
El discurso de Xi debe verse con cautela, dada la historia de ambiciones globales por parte de China. Las iniciativas propuestas por él no están exentas de implicaciones geopolíticas y requieren un análisis detallado para evaluar tanto sus beneficios potenciales como sus riesgos.