Argentina se encuentra en la antesala de un cambio trascendental en su política cambiaria: la eliminación del cepo. Este acontecimiento, previsto para el 2025, plantea un dilema crucial: ¿se apreciará el peso argentino frente al dólar, o se producirá una devaluación? Este análisis explorará los argumentos que sustentan ambas perspectivas, considerando las variables económicas clave y las opiniones de destacados analistas financieros.
El panorama actual: una convergencia incierta
La brecha cambiaria se ha reducido significativamente, llegando a mínimos históricos. La implementación de un crawling peg y un exitoso blanqueo de capitales han contribuido a esta convergencia. Sin embargo, la inflación sigue siendo un factor determinante que podría desestabilizar el sistema.
Si bien el gobierno ha logrado controlar la inflación mediante medidas fiscales y monetarias, la desaceleración observada en octubre (2,7% mensual) no garantiza la estabilidad a largo plazo. La persistencia de la inflación en servicios, con un 4,3% mensual, indica que la apreciación real del peso es un fenómeno con limitaciones.
La apreciación del peso: un escenario optimista
Algunos economistas argumentan que Argentina está experimentando un cambio estructural, con una mayor participación del sector privado y un aumento del potencial exportador en áreas como la energía, la minería y la agroindustria. Este optimismo se basa en la expectativa de un aumento significativo de las divisas generadas por las exportaciones, lo que podría sostener la apreciación del peso.
Además, se destaca que el superávit de cuenta corriente de la balanza de pagos podría mitigar la necesidad de una devaluación para atraer inversiones. Un punto clave es la sincronización entre la tasa de crawling peg y la inflación, situación que se espera para 2025, favoreciendo la estabilidad cambiaria.
El riesgo de devaluación: voces de alerta
Sin embargo, no todos comparten el optimismo. Los shocks externos, la creciente demanda de divisas debido a las importaciones con una esperada recuperación económica, y las reservas netas aún negativas del Banco Central plantean serias preocupaciones. El déficit en la cuenta de servicios del turismo también ejerce presión sobre el tipo de cambio.
Un peso apreciado podría intensificar el déficit en cuenta corriente, tanto en bienes como en servicios. Para mantener el equilibrio, se necesitaría un fuerte superávit en la cuenta financiera, el cual no es seguro. La expectativa de un nuevo acuerdo con el FMI podría servir de puente temporal, pero no resuelve la problemática de base.
Las opiniones de los expertos
José María Segura, economista jefe de PwC Argentina, destaca el alto potencial exportador del país, pero enfatiza la necesidad de inversiones significativas y tiempo para que dichas exportaciones se materialicen. Federico Furiase, asesor del ministro de Economía, coincide en que el tipo de cambio real se está estabilizando, gracias a políticas fiscales y monetarias responsables.
Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital, considera que la competitividad económica será crucial para evitar un alza de precios tras la unificación del tipo de cambio. Analistas de Portfolio Personal Inversiones señalan la importancia de un superávit de la cuenta financiera para contrarrestar el déficit externo y la posibilidad de un acuerdo rápido con el FMI en caso de la permanencia de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos.
Por otra parte, Orlando Ferreres destaca la necesidad de acumular reservas del Banco Central para una exitosa transición, mientras que Todd Martínez de Fitch enfatiza la importancia de las relaciones internacionales en la estabilidad del peso frente al dólar.
Un futuro incierto pero manejable
La eliminación del cepo cambiario en Argentina es un paso fundamental hacia una economía más abierta y competitiva. Sin embargo, el 2025 presenta un panorama complejo donde la apreciación o devaluación del peso argentino dependerá de la conjunción de múltiples factores, entre los que la inflación y el aumento de exportaciones tendrán un papel importante.
El éxito de esta transición dependerá de la habilidad del gobierno para controlar la inflación, atraer inversiones, y gestionar las reservas del Banco Central. La gestión prudente y la implementación de políticas económicas responsables serán vitales para evitar una crisis cambiaria y asegurar un futuro económico más estable. La perspectiva de la escena internacional también será clave en el proceso, especialmente en lo relativo al nuevo acuerdo con el FMI.