El acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea, un tratado anhelado durante décadas para impulsar el comercio entre ambos bloques, se encuentra en una encrucijada. Las protestas de los agricultores franceses y las reservas expresadas por el candidato presidencial argentino Javier Milei han puesto en riesgo la firma del acuerdo, sumiendo en la incertidumbre un tratado con importantes implicaciones económicas y políticas.
La rebelión francesa: un sector clave en riesgo
Los agricultores franceses se han manifestado enérgicamente contra el acuerdo, argumentando que la apertura de los mercados europeos a los productos agrícolas del Mercosur generaría una competencia desleal que perjudicaría severamente a sus economías. Temen una avalancha de productos más baratos, muchos de ellos producidos con prácticas que no se ajustan a las regulaciones europeas, especialmente en materia de uso de antibióticos y transgénicos. El presidente Emmanuel Macron, ante la creciente presión interna, ha reconocido que Francia no firmará el acuerdo en su estado actual, exigiendo una revisión que proteja la agricultura francesa.
Las protestas han ido desde bloqueos de rutas hasta la quema simbólica de fardos de paja en las cercanías de la base militar de Velizy Villacoublay, de donde parte el avión presidencial, con el fin de enviar un mensaje claro a Macron antes de su visita a Argentina. El clamor del sector se resume en la frase: “Nos van a inundar de carne barata, genéticamente modificada y con antibióticos”. La situación es crítica; la baja rentabilidad en el campo y las enfermedades que afectan el ganado ya han generado un aumento de los suicidios entre los agricultores. La incertidumbre económica se añade a la presión ambiental y sanitaria, generando un caldo de cultivo para la indignación.
El impacto de las dudas de Milei en el panorama político
Las declaraciones de Javier Milei, quien expresó sus dudas sobre el acuerdo y el propio funcionamiento del Mercosur durante su encuentro con Macron, también han agitado las aguas. Si bien Milei no se opone totalmente a la integración comercial, su crítica al acuerdo y al Mercosur añade incertidumbre sobre la implementación del tratado a futuro. Esas declaraciones se interpretan en el contexto de la política argentina, donde un cambio en el gobierno podría afectar la implementación del tratado una vez ratificado.
La visita de Macron a Argentina, si bien sirvió para afianzar relaciones bilaterales y reforzar vínculos personales entre los presidentes, también sirvió como plataforma para que el mandatario francés transmitiera un mensaje contundente a Milei y su electorado: Francia hará todo lo posible para vetar el acuerdo en su forma actual. Esto genera una crisis diplomática y un nuevo escenario de negociación.
Las negociaciones, un camino sinuoso hacia la firma
El acuerdo entre el Mercosur y la UE ha sido un proceso arduo y complejo, con negociaciones que se extienden por décadas. En el 2019 hubo un anuncio de firma preliminar que, sin embargo, se vio entorpecido por problemas como la deforestación en el Amazonas. Actualmente, se espera una reunión en Brasilia a fines de noviembre entre representantes de ambos bloques para intentar destrabar las últimas dificultades. Si bien se pretende una firma parcial, las objeciones de Francia y la incertidumbre que generaron las declaraciones de Milei complican la aprobación en sus parlamentos.
Aun con avances en las negociaciones, persisten puntos de fricción. Paraguay manifiesta reservas ante algunas cláusulas comerciales, mientras que el escenario internacional agrega complejidad. Es discutible si la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presionará a los parlamentos europeos para una aprobación en contra de la voluntad de Macron, considerando que Francia se mantiene como una fuerza decisiva dentro del contexto europeo. De cualquier forma, el proceso de ratificación del acuerdo en los 27 parlamentos de la UE se vislumbra como un camino escabroso.
Un futuro incierto para un acuerdo crucial
El acuerdo Mercosur-UE se encuentra en un momento delicado. La rebelión de los agricultores franceses, sumada a las dudas de Milei, plantea un futuro incierto para un tratado que buscaba impulsar el comercio y la integración entre dos bloques económicos importantes. El resultado de las negociaciones en los próximos meses definirá si este acuerdo emblemático se concreta o se diluye en la incertidumbre.
El futuro del acuerdo dependerá de la capacidad de los negociadores para encontrar soluciones que satisfagan las demandas de todos los actores involucrados, equilibrar los intereses de cada país y superar los obstáculos políticos que se han manifestado con la intensidad de las protestas francesas y la nueva posición en Argentina. Resta esperar para conocer el desenlace de esta situación compleja.