La cumbre del G20 en Río de Janeiro se presenta como un escenario complejo y lleno de desafíos. Las profundas divisiones entre las potencias mundiales sobre temas cruciales como las guerras en Ucrania y Oriente Medio, la implementación de un impuesto a los superricos y la financiación para la lucha contra el cambio climático, dominan el debate.
Las Guerras: Un Obstáculo para el Consenso
La guerra en Ucrania, que se acerca a su tercer aniversario, plantea un punto de fricción significativo entre Occidente y Rusia. Las sanciones impuestas a Rusia por la invasión, así como el apoyo militar continuo a Ucrania, han generado una profunda división entre los miembros del G20, dificultando la búsqueda de un consenso sobre una declaración final.
El conflicto en Oriente Medio, particularmente la reciente ofensiva israelí en Gaza, agrega otra capa de complejidad al ya tenso panorama geopolítico. El alto número de víctimas civiles genera un llamado a la paz, pero el acercamiento entre las partes involucradas se encuentra todavía lejos.
Impuesto a los Superricos: Una Propuesta Divisoria
Brasil, como anfitrión, impulsa la propuesta de un impuesto global a los superricos para abordar la desigualdad económica mundial. Sin embargo, esta idea encuentra resistencia en países como Estados Unidos y Alemania, lo que sugiere que una implementación global en el corto plazo es poco probable.
El debate en torno al impuesto a los superricos se encuentra ligado directamente a las consideraciones de equidad global y la justicia social. Queda por verse si se logra avanzar en algún tipo de acuerdo que refleje un consenso mínimo sobre la distribución equitativa de la riqueza.
Financiación Climática: El Norte y el Sur en Enfrentamiento
La financiación de la lucha contra el cambio climático es otro punto de controversia en la cumbre del G20. Los países en desarrollo exigen una financiación justa y adecuada por parte de las naciones desarrolladas para la preservación del medio ambiente, argumentando que son quienes más sufren las consecuencias del cambio climático.
La postura de Brasil, representando los intereses de los países emergentes, es contundente: se niega a contribuir al financiamiento climático, buscando antes un apoyo concreto de los países más ricos. Las negociaciones en la COP29 de Bakú quedan estancadas como resultado de esta falta de acuerdo sobre la financiación.
La Alianza Global Contra el Hambre y la Pobreza: Una Iniciativa de Lula
Brasil centra parte importante de su participación en la cumbre en la erradicación del hambre. Se presenta el lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa encabezada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva para acelerar la lucha contra la creciente desigualdad mundial.
Con la adhesión de 39 países y 30 organizaciones internacionales, la Alianza Global pretende aunar esfuerzos para garantizar el acceso a alimentos y reducir los niveles de pobreza, que se mantienen altos en el mundo, afectando a más de 733 millones de personas.
El ‘Efecto Milei’: Incertidumbre Argentina
La participación de Javier Milei, presidente argentino, genera mucha incertidumbre. Su oposición a la Agenda 2030 y su alianza con Donald Trump proyectan una sombra sobre las negociaciones. La postura de Argentina podría afectar el consenso en puntos clave de la agenda.
Las acciones del gobierno argentino en la COP29 y cumbres iberoamericanas, donde se retiró de las negociaciones o se abstuvo de firmar acuerdos, anticipan las posibles dificultades en Río. La negativa a firmar acuerdos relacionados con empoderamiento femenino, fortalecimiento de la democracia y desarrollo sostenible, ilustran las tensiones planteadas por el nuevo gobierno.
El Futuro del Multilateralismo: Un Camino Incierto
La cumbre del G20 en Río de Janeiro se celebra en un contexto geopolítico volátil, con la creciente influencia de China y la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Este escenario de alta incertidumbre plantea interrogantes sobre el futuro del multilateralismo y la capacidad de las principales potencias para lograr acuerdos globales en asuntos de vital importancia para la humanidad.
La cumbre podría marcar un punto de inflexión, ya sea consolidando el multilateralismo en medio de las diferencias o mostrando una creciente polarización que impida alcanzar acuerdos significativos. El tiempo dirá si las diferencias existentes llevarán a un compromiso o a una mayor fragmentación del orden mundial.