Juan Zabaleta, exministro de Desarrollo Social y exintendente de Hurlingham, lanzó una andanada de críticas contra La Cámpora y la expresidenta Cristina Kirchner, generando un fuerte debate interno dentro del peronismo. Sus declaraciones, cargadas de un lenguaje directo e incluso insultante, dibujan un panorama desolador del partido y plantean interrogantes sobre su futuro.
Las acusaciones de Zabaleta: cooptación y falta de conexión con la realidad
Zabaleta acusó a La Cámpora de “cooptar” a Cristina Kirchner, impidiendo una renovación y apertura necesaria dentro del peronismo. Utilizó un lenguaje duro, calificando a los dirigentes como “cincuentones pelotudos”, para describir a quienes considera responsables de esta situación. Según el exministro, esta cúpula no solo bloquea cualquier posibilidad de renovación, sino que además impide al partido conectar con las necesidades de la población.
Este diagnóstico se basa en su propia experiencia dentro del gobierno de Alberto Fernández, incluyendo su disputada derrota electoral en Hurlingham contra un candidato de La Cámpora. Para Zabaleta, la falta de contacto con la realidad social se traduce en la incapacidad para articular un proyecto político coherente que pueda resonar con los argentinos.
El impacto de la crítica: consecuencias para el peronismo
Las declaraciones de Zabaleta tuvieron un impacto inmediato y relevante, generando un revuelo dentro del partido. Si bien él mismo reconoce la importancia histórica de Cristina Kirchner, critica su entorno actual y lo culpa por el estancamiento del peronismo. Considera que este círculo cercano la aísla, impidiendo el diálogo constructivo con otras facciones y con la sociedad en general.
La falta de un “operativo clamor” contundente a favor de Cristina, según Zabaleta, refleja esta desconexión. A su juicio, el apoyo popular no se basa solo en proclamas desde un escenario, sino en una conexión genuina con las bases que el partido parece haber perdido. Esta pérdida de conexión es atribuida a la falta de una propuesta renovada, dejando el camino despejado para figuras como Javier Milei.
Análisis del estado del peronismo: una crisis profunda
Zabaleta describe un peronismo desorganizado, sin rumbo y con escasa capacidad de respuesta ante las demandas sociales. Su análisis se centra en la fractura interna y la incapacidad para articular una estrategia electoral efectiva, que culminó con la derrota en las recientes elecciones presidenciales. Este fracaso se compara con el éxito de Milei, que supo capturar el descontento social sin necesidad de una estructura partidista robusta.
Zabaleta no deja escapar la oportunidad de criticar los desempeños de intendentes cercanos a La Cámpora, describiéndolos como “malos” y los de Hurlingham y Lanús como los que poseen “la peor imagen” del Conurbano. A pesar de su fuerte rechazo al estilo de gestión de esta ala del peronismo, admite que el modelo propuesto por Milei carece de políticas inclusivas que beneficien a los sectores más vulnerables.
El futuro del peronismo: incertidumbre e interrogantes
Zabaleta finaliza enfatizando su independencia de la dirigencia del PJ, incluyendo a Cristina Kirchner, y su negativa a participar en la estructura política actual. Sus declaraciones generan interrogantes sobre el futuro del peronismo. ¿Podrá el partido superar esta profunda crisis interna? ¿Es posible una reconexión con la realidad social y una efectiva renovación de sus liderazgos?
Las críticas directas y las acusaciones de Zabaleta, independientemente de su lenguaje controversial, plantean la necesidad de una reflexión profunda dentro del peronismo. El futuro político de este partido, al menos en la próxima etapa, dependerá de la capacidad de sus dirigentes para generar una nueva identidad política y una mejor conexión con el electorado.