El supertifón Man-yi, conocido localmente como Pepito, ha azotado Filipinas, obligando a más de 650.000 personas a evacuar sus hogares. Esta es la sexta tormenta que golpea al archipiélago en tan solo un mes, dejando un saldo devastador de muertes, destrucción y desplazamiento de miles de personas.
El impacto del supertifón Man-yi
Con vientos de hasta 240 km/h, Man-yi se clasificó como un supertifón “potencialmente catastrófico”. El impacto se ha sentido con mayor fuerza en el noreste de la región de Bicol, en la parte sur de la isla de Luzón, la principal del país. El gobierno filipino ha instado repetidamente a la población a seguir las advertencias y buscar refugio en centros de evacuación o en estructuras más resistentes. La vulnerabilidad de miles de viviendas construidas con materiales ligeros como chapas de metal se ha convertido en un factor determinante en la magnitud de la evacuación.
Muchos ciudadanos, ante el temor de la fuerza del tifón y las inundaciones previsibles, se vieron forzados a huir de sus casas con poco más que lo que pudieron llevar. Familias enteras se refugiaron en escuelas y otros centros habilitados como albergues, compartiendo espacio reducido y recursos limitados, como relata Myrna Perea, de 44 años, quien junto a su familia comparte un solo colchón en un aula con nueve familias más.
Contexto de emergencias climáticas
La devastación causada por Man-yi se suma a las consecuencias de las cinco tormentas previas que azotaron Filipinas en el último mes. El resultado acumulado ha sido de 163 muertes confirmadas, miles de personas sin hogar y extensos daños a la agricultura y la ganadería, generando una gran crisis humanitaria.
La Agencia de Meteorología de Filipinas (PAGASA) ha emitido múltiples alertas durante los últimos días debido a la amenaza de fuertes vientos y lluvias torrenciales, así como la amenaza de inundaciones repentinas. La comunidad científica ha destacado que el cambio climático es un factor agravante, contribuyendo al aumento de la intensidad de estas tormentas y sus devastadores efectos. El inusual número de supertifones en un corto período de tiempo refuerza las advertencias sobre la urgente necesidad de mitigar el cambio climático y adoptar medidas de adaptación para reducir el riesgo de futuros desastres.
Testimonios y respuestas
“Aunque la casa quede destruida, lo importante es no perder a un miembro de la familia”, afirma Myrna Perea, una madre filipina que relata la angustiosa situación de evacuación de su hogar.
El subsecretario de Interior, Marlo Iringan, hizo un llamado a la población a priorizar la evacuación preventiva: “Si es necesaria una evacuación preventiva, llevémosla a cabo y no esperemos a la hora de peligro para evacuar o buscar ayuda… estaremos poniendo en peligro no solo nuestras vidas, sino también las de nuestros rescatadores”.
El futuro de los damnificados
Mientras la tormenta se debilita, la atención se centra ahora en la difícil tarea de evaluar los daños, brindar asistencia a los damnificados y reconstruir las vidas de quienes lo han perdido casi todo. Se necesita una respuesta coordinada entre las autoridades, las organizaciones internacionales y la sociedad civil para proporcionar refugio, alimentos, agua potable, atención médica y asistencia psicológica a los cientos de miles de afectados.
A pesar de la baja en la intensidad del supertifón Man-yi, la amenaza de inundaciones y daños continuos persiste. El camino hacia la recuperación será largo y desafiante para Filipinas, pero la solidaridad y la colaboración internacional serán fundamentales para superar esta crisis humanitaria.
- Evaluación de daños materiales.
- Asistencia humanitaria a desplazados.
- Reconstrucción de infraestructuras.
- Apoyo psicológico a damnificados.
- Medidas preventivas ante futuros desastres climáticos.
Un llamado a la solidaridad internacional
La magnitud de la crisis humanitaria en Filipinas exige una respuesta inmediata y coordinada por parte de la comunidad internacional. Se necesita una urgente movilización de recursos para proporcionar asistencia vital a las personas afectadas, incluyendo el apoyo en las labores de reconstrucción.
La reiterada y creciente frecuencia de estos eventos climáticos extremos hace hincapié en la necesidad de trabajar para la mitigación del cambio climático, en la inversión en prevención y mitigación de riesgos en las zonas más vulnerables y en la cooperación entre gobiernos, organizaciones internacionales y comunidad global.