El Papa Francisco ha expulsado del sacerdocio al sacerdote argentino Fernando María Cornet, quien hasta hace poco ejercía su ministerio en la Arquidiócesis de Sassari, Italia. La decisión, calificada como “suprema y definitiva”, se basa en el delito de cisma, según la información oficial emanada del Vaticano.
La expulsión de Cornet se fundamenta en la publicación de su libro, “¿Habemus antipapam?”, en 2023. En esta obra, Cornet cuestiona la validez de la renuncia de Benedicto XVI y, por ende, la legitimidad del papado de Francisco, llegando a referirse a este último como “antipapa”.
El delito de cisma y sus consecuencias
El cisma, según el canon 751 del Código de Derecho Canónico, implica el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos. Esta acción representa una grave falta dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia Católica.
Según el canon 1364 del mismo código, el cisma acarrea la excomunión “latae sententiae”, es decir, automática. Además, puede conllevar otras sanciones, entre ellas, para el caso de sacerdotes, la expulsión del estado clerical, tal y como ha sucedido con Cornet.
La respuesta del Vaticano y la postura de Cornet
El Vaticano, a través del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), intentó inicialmente que Cornet retirara el libro, reconociera públicamente sus errores, pidiera perdón y aceptara la legitimidad del papado de Francisco. Se le ofreció un plazo para retractarse de sus afirmaciones.
Sin embargo, Cornet se negó a cumplir con las peticiones vaticanas. Según sus propias declaraciones, recogidas por diversos medios de comunicación, él consideraba que no había cometido ningún error y que nadie desde el DDF pudo explicarle cuáles serían dichos errores. Esta firme postura contribuyó a la decisión final del Papa.
Cornet, anticipando la posible condena, aseguró haber sido perseguido por ocupar un lugar que consideraba ilegítimo, generando crisis en la Iglesia a través de decisiones y nombramientos que él calificó como ilegítimos.
Reacciones y consecuencias de la expulsión
Tras comunicar la expulsión, el Arzobispo de Sassari, Mons. Gian Franco Saba, hizo un llamado a la oración por la unidad de la Iglesia, recordando que todos los cristianos comparten el mismo Padre y la misma Madre Iglesia. Se recalcó la importancia de la unidad como elemento fundamental del cuerpo de Cristo.
La Arquidiócesis de Sassari designó al P. Antonino Canu, Vicario de la Subzona Centro Histórico Urbano, como Administrador Parroquial de San Donato y San Sisto de Sassari, parroquias que anteriormente estaban bajo la responsabilidad de Cornet. Se informó que otros sacerdotes colaborarían en el servicio pastoral de estas iglesias.
El caso de Cornet recuerda otras expulsiones recientes de la Iglesia, como la del Arzobispo Carlo Maria Viganò, quien también fue acusado de cisma por sus reiteradas críticas al Papa Francisco. Esto evidencia la firme postura del Vaticano frente a aquellos que cuestionan la autoridad del Papa o la doctrina de la Iglesia.
Contexto biográfico de Fernando María Cornet
Ordenado sacerdote en 1992 en Tucumán, Argentina, Cornet llegó a Italia en 1999 y se estableció en Cerdeña en 2011. Su abuela era originaria de Sassari, lo cual resulta significativo dado que allí ejerció su ministerio. Antes de la controversia, era reconocido por sus conocimientos en los escritos de los Padres de la Iglesia.
Este caso plantea un debate sobre los límites de la libertad de expresión dentro de la Iglesia Católica y las consecuencias de desafiar la autoridad del Sumo Pontífice. La expulsión de Cornet sirve como un recordatorio de la estructura jerárquica de la Iglesia y la importancia de la obediencia a sus máximas autoridades.
Análisis y Reflexiones
La decisión del Papa Francisco, aunque firme y sin precedentes en algunos aspectos, pone de manifiesto la importancia de la unidad y la ortodoxia dentro de la Iglesia Católica. La expulsión de Cornet, aunque genera debate, subraya la necesidad de mantener la coherencia doctrinal y la obediencia a la autoridad papal.
El futuro dirá si este caso establece un precedente para futuras disputas doctrinales dentro de la Iglesia o si, por el contrario, se tratará de un caso aislado. Lo que es claro es que la decisión del Papa Francisco ha generado un impacto considerable dentro del espectro católico global.